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Retos alimentarios y ambientales de la ganadería.

De acuerdo con estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la población mundial aumentará de 7,500 millones actuales a 9,600 millones en 2050. Este crecimiento demográfico aunado a un posible mejoramiento de los ingresos anuales de la clase media y a una creciente urbanización, presionarán a los sistemas alimentarios y agrícolas para satisfacer la demanda de carne y leche que aumentarán en 2050 hasta un 73 % y 58 % respectivamente, en relación con los niveles de 2010.

Se trata de un reto, que sin duda los grandes productores agropecuarios lo verán como una oportunidad para aumentar sus negocios altamente especializados e incrementar sus ganancias. No obstante, el contexto en el que se dé dicha productividad sin duda también habrá cambiado.

Los recursos naturales que literalmente han sido devorados por los sistemas intensivos de producción de carne y leche, habrán mermado y seguirán el proceso de evidente deterioro y degradación y que, llegado el momento, se erigirán como la principal limitante para sostener un aumento en la producción hasta los niveles mencionados. El futuro aumento de la producción se tendrá que adecuar a la creciente escasez de recursos naturales y por supuesto a la variabilidad climática ocasionada por el calentamiento global, que para entonces se habrá exacerbado.

Esta es la situación que enfrentará la ganadería en el planeta y desde luego en México. La producción de carne y leche en la zonas ecológicas del trópico húmedo y subhúmedo del país, ha tenido repercusiones ambientales importantes como la destrucción de ecosistemas relacionada principalmente a la deforestación y al cambio de uso de suelo, la consecuente pérdida de biodiversidad y erosión del suelo. Todas ellas han disminuido la capacidad productiva de las zonas ecológicas mencionadas, alejando en algunos casos la posibilidad de mejorar la productividad del ganado tropical, el cual en muchos de los casos representa uno de sus rasgos más evidentes.

En el norte de México, en la zona ecológica árida y semiárida, los sistemas especializados de producción de carne y leche se han apoyado en el uso de tecnologías muy sofisticadas, vías de comunicación, medios de transporte equipados y en el uso de agua, mucha de ella fósil, para "acrecentar las esperanzas de convertir el desierto en un vergel." Esta expectativa, sin embargo, aparece cada vez más alejada ya que la base de los recursos naturales, especialmente el agua, no solo muestra signos de agotamiento de los acuíferos subterráneos, también son evidentes los de deterioro y degradación cuando observamos que la calidad del agua disminuye rápidamente por la contaminación de arsénico y flúor, poniendo en riesgo no solo a la actividad productiva sino a la salud de los habitantes de las áreas rurales y ahora también a los de las áreas urbanas.

La causa principal de esta situación es la ausencia de un criterio de renovación del recurso, esto es, la extracción de agua es mucho mayor a la de recarga. En una situación como esta, se encuentran por lo menos 130 acuíferos en el país. Está claro que la indiferencia hacia la gestión sustentable de los recursos naturales relacionados con la actividad ganadera especializada se orienta hacia una mayor presión de los mismos y lo más probable: al fracaso de la actividad económica.

La única forma de sustentar en el tiempo la actividad agropecuaria y la de los recursos naturales es haciendo sustentabilidad, esto también se puede ver como una oportunidad de construir sustentabilidad, agregando el criterio de renovación al aprovechamiento de los acuíferos subterráneos hasta llegar al equilibrio de los mismos, cuando la recarga sea igual a la extracción.

Además, es importante adoptar mejores prácticas agropecuarias para enfrentar otros problemas ambientales en los que está relacionada la ganadería: la reducción de los gases de efecto de invernadero, cuya participación en el contexto de todas las emisiones, es de aproximadamente 18 % (quizás el dato más conservador). De igual manera, la reducción de amoniaco que se presenta en los distritos de riego en donde la acumulación de heces de ganado supera por mucho la capacidad de su manejo, además de el uso excesivo de fertilizantes y biocidas.

Finalmente, es importante mencionar que ya se hacen comparaciones de la eficacia de los sistemas de producción vegetal con los de producción ganadera. La más común es la que toma como indicador la producción de proteína: así, "se ha encontrado que la producción de proteína animal, especialmente cuando los animales se alimentan con cultivos intensivos, suele ser menos eficaz que la producción de cantidades equivalentes de proteína vegetal" (FAO).

Fuente; https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1565077.retos-alimentarios-y-ambientales-de-la-ganaderia.html

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