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México entre la sed, la riqueza agrícola y la crisis del agua

El norte tiene éxito para atraer a las empresas, pero no tiene agua; el sur, tiene agua pero se la quedan algunas compañías o está contaminada; en el centro, se secan los pozos por la sobreexplotación y otro males que dejan a poblados sin agua como testigos de conflictos que pelea el campo y la ciudad; la abundancia y lo socialmente responsable en México.

En pocas palabras: el cambio climático alcanzó al país y lo tomó desprevenido porque una región fue salpicando a otra con la problemática.

En el último estudio de la Organización de las Naciones Unidas sobre el tema “Perspectivas del agua en México, propuestas hacia la seguridad hídrica”, advierte que México tiene una “disparidad geográfica entre la disponibilidad de agua y la distribución de la población y sus actividades económicas”.

Esto significa que “en el norte, centro y noroeste del país, que ocupan 78% del territorio, habita 77% de la población y se genera 83% del Producto Interno Bruto (PIB), tiene únicamente se tiene 33 por del agua renovable; mientras que el sureste, que ocupa 22% del territorio, habita 23% de la población y se genera 17%del PIB, se cuenta con 67% del agua renovable”.

Las empresas están al tanto de esta situación y ya comienzan a moverse de a poco, atraidas por las condiciones hídricas más favorables mientras batallan con las condiciones actuales que incluye el desabasto a la población.

El reporte de la ONU detalla que ya actualmente hay 52 millones de personas (casi la mitad de la población) que no tienen agua todos los días en su domicilio; y aproximadamente seis millones de personas carecen de acceso al agua potable y 11 millones de acceso a saneamiento.

Además, sólo el 14% de los mexicanos reciben agua las 24 horas del día, únicamente 50% recibe algún tratamiento tras su uso y 40% se pierde a causa de fugas, 60% de los cuerpos están contaminados y 157 de los 653 acuíferos son sobreexplotados.

Las autoridades han tomado algunas medidas, pero los conflictos crecen y comienzan a enfrentar a la población: brotes de violencia, protesta, robo del líquido y otros.

Para el analista Manuel Perló Cohen, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, los potenciales conflictos están a tiempo de ser prevenidos:

“Sí se puede evitar, sí se puede disminuir el riesgo y la tensión. No se trata de presentar una visión apocalíptica de que vamos a enfrentarnos inevitablemente por temas del agua”.

Sin embargo, un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad alertó que el organismo encargado del control del agua en el país, la Conagua, no le ha dado la importancia requerida.

Entre otras cosas, señala corrupción al dar las concesiones; falta de sanciones por contaminación; la falta de regulación respecto al funcionamiento de las plantas de tratamiento; incumplimiento de inspecciones de las descargas tóxicas en ríos y cuencas, entre otras desidias.

EN EL SUR

A pesar de que en esta región del país llueve en promedio la mitad del año, se ha notado una disminución y presenta cada vez más riesgos, según el informe de 2023 de S&P Global Ratings.

El estudio advirtió que en Guerrero, Veracruz, Campeche, Chiapas, Oaxaca y Tabasco los cambios en las estructuras sociales y económicas que demandan agua son muy vulnerables a la prosperidad. Paradójico, pero ha resultado así en los últimos años.

El ejemplo más trágico lo representa San Cristóbal de las Casas, rodeado de cascadas, lagunas y agua de abundancia, que se la queda la compañía Coca Cola.

La planta tiene permisos para extraer alrededor de más de un millón de litros al día como parte de un contrato con el gobierno federal firmado hace varias décadas y que los críticos dicen que es excesivamente favorable para los dueños de la fábrica.

“El aumento en el uso del agua vinculado al crecimiento económico y poblacional podría, eventualmente, incrementar el estrés hídrico. Esta situación enfatiza la importancia de políticas sostenibles de gestión del agua y la necesidad de adaptación frente a los cambios sociales y económicos que puedan presentarse”, alertó S&P Global Ratings.

DE NORTE AL SUR

La llegada a México de fábricas de microprocesadores (microchips) ante las políticas de Nearshoring en Norteamérica plantea dudas sobre la viabilidad por la escasez de agua derivada del acaparamiento por las actividades agrícolas, industriales.

El gobierno pretendía que las empresas se instalarán en el sur y sureste del país, en un intento por atraer inversión y generar trabajo en esas zonas, como en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que conectará Oaxaca con Veracruz, pero la logística para el traslado de los productos hacia el mercado estadounidense echó para atrás el plan.

Finalmente la estadounidense Tesla, que fabrica autos eléctricos, eligió Nuevo León para la construcción de su fábrica, a pesar de los argumentos del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la falta de agua en el norte.

Úrsula Oswald, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, plantea una revisión integral de los permisos y usos hídricos y se mire el problema del agua de manera integral.

En el norte “tenemos un problema, porque tenemos mano de obra y no hay agua y donde hay agua [en el sur] hay rezago educativo”, analiza.

EL CENTRO

El Bajío y Los Altos de Jalisco viven en riesgo creciente de ser víctimas de su éxito. Aporta casi 30% de la producción agrícola y cerca de 40% ganadera de todo el país, de acuerdo a los datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural federal.

En el documento Panorama agroalimentario 2023, la institución reconoce una producción de alrededor de 86 millones de toneladas de alimentos de un total de 300 millones de todo el país. El valor de esa producción ronda 450 mil millones de pesos (equivalente al PIB sumado de Nicaragua y Honduras) y da ocupación a un millón 250 mil personas, en cifras redondas.

La zona del centro también es un importante sector industrial (más de 15% del PIB nacional del sector).

Esto ha dado como resultado la formación de ciudades populosas con robustas redes comerciales locales e internacionales, como Aguascalientes, León, Celaya, Querétaro y Toluca amén de que tiene como usuarios de sus aguas a dos de las tres mayores urbes del país: Ciudad de México y Guadalajara.

Por ello, en estas zonas han comenzado las protestas de campesinos y pobladores que cuestionan a quién se le dará prioridad, al consumo doméstico o a la agricultura mientras las autoridades preguntan a la par qué se va a comer sino se cosecha.

Origen: https://laopinion.com/2024/03/07/mexico-entre-la-sed-la-riqueza-agricola-y-la-crisis-del-agua/

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